De acuerdo con los estudios de la teóloga mexicana, residente en Costa Rica, Elsa Támez, en las últimas décadas algunas teólogas se han encargado de ir introduciendo un concepto, distinto al patriarcal, que se tenía de Dios, atribuyéndole la connotación de Padre y Madre. Pero ella opina que esto no es suficiente en vista de que sigue predominando la idea de la superioridad de género, que lleva a considerar a ese Padre por encima de esa Madre (la hija, la empleada).
Ante esta realidad teológica se hace necesaria una relectura de La Palabra. Este es un asunto que nos compete a todos, hombres y mujeres, dado que la iglesia, la teología y la misma Biblia son patriarcales. Asumir como verdad la superioridad masculina sobre la femenina es brindar acogida a la violencia, los asesinatos y la impunidad que otorga la sociedad. La teóloga mexicana, preocupada por el carácter jerárquico del concepto patriarcal de Dios, que supone control y poder, cita un documento de los obispos de Estados Unidos, en el que se preguntan: ¿por qué los hombres golpean a las mujeres?, llegando a la conclusión de que no es por un desorden psiquiátrico, sino que “los hombres que abusan de las mujeres llegan a convencerse de que tienen el derecho de hacerlo… y muchos hombres abusivos mantienen el criterio de que la mujer es inferior… creen que ser hombre significa dominar y controlar a la mujer”.
A fin de erradicar el concepto patriarcal de Dios, padre, juez, jefe, rey de reyes, señor de señores, que muchas veces sustenta el poder y el control y la violencia contra las mujeres, se debe enfatizar en el amor de Él y su gracia que genera inclusión y respeto. “afirmar la igualdad no es suficiente, se necesita dejar que la mujer sea ella, sea otra”, concluye Elsa Támez.
Dr. Rolando Escobar – ASÍ PENSAMOS